Líneas de lápiz

pasajes, emociones, imágenes.

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La libertad y el mal.

Y en el rayo ancho del alto sol, que atravesaban sin cesar, dibujándolo como un cristal turbio, nubaradas de lentos humos azules, los pobres gallos ingleses, dos monstruosas y agrias flores carmines, se despedazaban, cogiéndose los ojos, clavándose, en saltos iguales, los odios de los hombres, rajándose del todo con los espolones con limón… o con veneno. No hacían ruido alguno, ni veían, ni estaban allí siquiera…

Pero y yo, ¿por qué estaba allí y tan mal? No sé… De vez en cuando, miraba con infinita nostalgia, por una lona rota que, trémula en el aire, me parecía la vela de un bote de la Ribera, un naranjo sano que en el sol puro de fuera aromaba el aire con su carga blanca de azahar… ¡Qué bien -perfumaba mi alma- ser naranjo en flor, ser viento puro, ser sol alto!

…Y, sin embargo, no me iba…

“Los gallos” en Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez (1914)

Imagen: “Auvers, vue panoramique”, por Paul Cézanne (1873/1875)

El agua y el sol.

Joaquin_Sorolla_-_Niños_en_el_Mar,_Playa_de_Valencia_(1908)

El carnaval es siempre agua y sol. Recuerdo la calle Nueva de Moguer con las máscaras locas.

Todo es igual, y todo es menos.

“Agua y sol” en Colina del alto chopo, de Juan Ramón Jiménez (c. 1923)

Imagen: “Niños en el mar. Playa de Valencia”, por Joaquín Sorolla (1908)

El mejor amigo.

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Te prefiero, Platero, para todos los días (¡te lo he dicho tanto!) a cualquier otro amigo hombre. La mujer es diferente, incomparable, ya tú lo comprendes. Te prefiero como a un niño. Porque tú, como tú, un niño, un perro también, como Almirante, me das la compañía y no me quitas la soledad (esto que también te digo tanto) y al revés, me consientes la soledad y no me dejas sin compañía.

A ti te lo puedo contar todo en mi entusiasmo o mi pena, Platero, y todo te parece bien. Y tú, en cambio, tan bueno como eres, nunca me interrumpes para nada, no necesitas interrumpirme, te sabes valer por ti mismo. Ni me dices tampoco que soy ridículo o egoísta, aunque lo pienses; te me callas serio o distraído. ¡Qué superior eres a mí y a todos, Platero! Por eso, podemos ser tan escelentes amigos. A mi no me gusta tener amigos peores que yo.

Apéndice III a Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez (1917)

Imagen: “A âne”, por Jacques Laurent Agasse (¿?)

Cita seleccionada por Carlos Castaño Camacho