La creación.

by Miguel Ángel Castaño

Entonces, como ya le había ocurrido otra vez años atrás en La Haya, en el Museo del Mauritshuis, ante un lienzo célebre de Vermeer, La vista de Delft, entonces, de pronto, insensatamente -es decir, sin que el sentido profundo de lo que estaba ocurriéndole fuese inmediatamente legible, descifrable-, la nebulosa de historias, de deseos, de situaciones, de realidades y de ficciones, de verdades y de inventos que rondaba su imaginación desde hacía algún tiempo, en ese mismo instante todo aquello cristalizó, adquirió una oscura coherencia: una idea de novela tomaba cuerpo.

Veinte años y un día, de Jorge Semprún (2003)

Imagen: “Étude pour Les raboteurs de parquet”, por Gustave Caillebotte (1875)